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Ter., Abr.

Mayo es conocido como el mes mariano. Sí, es el mes que se dedica a honrrar a la Virgen María, en algunos lugares se hace con el ofrecimiento de las flores o florecillas, que se realiza durante la oración vespertina del Rosario; una antigua tradición llena de sentido y  expresión de la fe y amor del pueblo a la Madre de Dios y Madre nuestra.

Santa María, la Sierva y Señora nos enseña cómo vivir en el difícil arte del hablar poco y hacer mucho; es decir, nos enseña la grandeza y belleza del silencio como la casa del encuentro entre Dios y su creatura. El silencio es la mejor casa que se le puede ofrecer a Jesús Palabra para habitar en estos tiempos de tanto ruido interno y externo que no permiten escuchar su voz de Maestro tocando la puerta de la propia vida personal, familiar, eclesial, social, etc.

Bastó el Sí de la Virgen María para que la Palabra se encarnara en el corazón humilde y silencioso que tenía. Un corazón puro, que, como Tabernaculo viviente aceptó con su silencio convertirse en tierra fértil para que la semilla de la Palabra fuera sembrada por la gracia del Espíritu Santo y así entrara en el mundo la salvación de la humanidad. Con su Sí alegre y generoso, exultó el cielo y la tierra. Tratemos de imaginar la expresión y la mirada de María, cuando escuchó de labios del ángel Gabriel y dijo Sí a la propuesta, al grande proyecto que cambiaría la historia de la humanidad.

Evangelio segùn san Lucas (Lc 1, 26-45)

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.» Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel. Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» 

Ahora bien, el Sí de la Virgen María pronunciado y aceptado en la casa del silencio como lugar de encuentro entre Dios y su creatura, no fue un sí silencioso y replegado en una de las equinas de la casa donde habitaba ella. No fue así, sino todo lo contario, fue un sí vivido en el silencio contemplativo hecho servicio, hecho caridad. Ella, la sierva y Madre comenzó a vivir el misterio de la Palabra encarnada en su vientre saliendo de sí misma, saliendo de su casa, saliendo de su pequeño pueblo natal rumbo a la ciudad donde habitaba su prima Isabel para ponerse a su disposición en los quehaceres del hogar; sí, para vivir su ser de Sierva, Discípula y Madre en el servicio a los más necesitados.

Ella, la Madre de Dios y nuestra nos enseña que cuando se hace del silencio contemplativo la casa del encuentro entre Dios y nosotros, es entonces cuando se aprende el difícil arte del hablar poco y hacer mucho. Ella nos eseña que cuando se deja a la Palabra habitar en la propia vida; es la misma Palabra que nos empuja  a no quedarnos paralizados en cualquiera de los ángulos de la propia vida, es la misma Palabra que nos enpuja a vivir en el servicio alegre y generoso; es la misma Palabra vivida en la casa del silencio contemplativo que nos empuja a descubrir los talentos dados por el Creador y ponerlos al servicio de la humanidad. Es la misma Palabra que acogida en el corazón silencioso de la propia vida nos hace salir de nosotros mismos, de nuestros egoísmos y abrir los ojos a la montaña de las necesidades de la humanidad.

Este mes dedicado a María, es una gran oportunidad para pedirle la gracia de habitar más en la casa del silencio contemplativo, rechazando todos esos ruidos internos y externos que nos proponen las estructuras de pecado. También es una grande oportunidad para entrar en nosotros mismos, buscar los dones que nos han sido dados y ofrecerlos a Ella como una pequeña o grande florecilla todos los días. Es una gran oportunidad para pedirle la gracia de vivir como tierra fértil para la Palabra, que al alba y al atardecer viene a nosotros en la Eucaristía y en la Adoración Eucarística.

Hagamos de nuestra oración a la Virgen María un programa de vida.

Oh María, sierva y Madre, enséñanos a hacer silencio,
Oh María sierva y Madre, enséñanos a vivir en el silencio,
Oh María sierva y Madre, enséñanos a escuchar la Palabra en el silencio,
Oh María sierva y Madre, enséñanos a acoger la Palabra en el sielncio,
Oh María Sierva y Madre, enséñanos a meditar la Palabra en el silencio,
Oh María Sierva y Madre, enséñanos a testimoniar la Palabra en el silencio
Oh María sierva y Madre, enséñanos a ser siervos del silencio y discípulos de la Palabra,
Oh María sierva y Madre, enséñanos a hablar poco y hacer mucho.

 

 

 

 

Agenda Paulina

23 abril 2024

Feria (bianco)
S. Giorgio, martire
S. Adalberto, vescovo e martire
At 11,19-26; Sal 86; Gv 10,22-30

23 abril 2024

* SSP: 1984 Casa “Regina della Polonia” a Czestochowa (Polonia).

23 abril 2024SSP: Nov. Ouseph Chakalakal (1954) - Fr. Giovanni Moretto (1999) - D. Carmine Caputo (2002) - D. Aristelio Monroy Hurtado (2018) • FSP: Sr. M. Gabriella Bartolotta (2007) - Sr. Maria Luisa Benigni (2009) - Sr. Rosa Maria Munari (2014) - Sr. M. Lucis Ossa (2015) - Sr. M. Maddalena Ricon (2016) • PD: Sr. M. Alessandra Tavella (2002) - Sr. M. Bernard Oballo (2016) - Sr. M. Silvana Pancaro (2021) • SJBP: Sr. Agnese Simonotti (2017) - Sr. Grazia Quattrocchi (2021) - Sr. Luz Elmira González Peña (2021) • ISF: Renato Mencarini (1988).