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Ven, Mar

Dime cómo oras y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo oras, porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas” (Francisco, 16/02/2016). Más que la paráfrasis de un adagio, es un criterio certero que intenta poner en evidencia la relación intrínseca entre fe y vida y, más concretamente, la importancia del testimonio en la expresión y transmisión de la fe. En efecto, si la religión es la conexión de la naturaleza humana con la divina en una relación asistida por la gracia, la vida religiosa debería ser por excelencia esa vivencia continua y espontánea que se ubica bien lejos de todo formalismo farisaico y todo pelagianismo estéril.

La oración personal y comunitaria querida por don Alberione a la luz de su inspiración carismática es, entonces, una vivencia y no un elemento añadido u opcional; deja de ser algo anacrónico que se hacía “por obligación” para convertirse en espacio de encuentro, de diálogo, de iluminación y de reconciliación. De hecho, las llamadas “prácticas de piedad” tienen la virtud de generar una reciprocidad causal vinculante: se ora para creer y se cree para orar. La experiencia de los primeros paulinos da fe de esa identidad que se iba forjando en la medida que los diferentes elementos de la espiritualidad paulina se iban integrando en el tejido vital, con la paciencia y experiencia del artesano: recomenzar cada día para mejorar.

Mal se puede hablar de Dios, ser religiosos y ejercer un apostolado, si se rechaza o tergiversa esta necesidad de nutrirse de la Eucaristía celebrada y adorada, si el contacto con la Palabra tuviese sólo una aproximación funcional en vista de la predicación, o si no se cultivara el silencio de escucha orante, en espacios y momentos especiales de la jornada. Don Alberione es enfático: “No merece el nombre de religioso, y no lo es de hecho, quien no coloca en primer lugar la oración” UPS II, 9). La oración hace parte de la ontología misma del religioso. Sin ella, podría haber muy buenos managers, óptimos funcionarios de lo sagrado, pero pocas almas encendidas de celo por Dios y por las almas, como lo fueron Pablo y Alberione.

No son pocos los momentos intensos en el itinerario diario del paulino. Jornadas extenuantes, compromisos que no dan tregua, entre los cuales se puede deslizar fácilmente la tentación del activismo y poner así a prueba este sano equilibrio de las cuatro ruedas, tan actual hoy como al inicio de la obra fundacional. Es bien conocida la exhortación de don Alberione en CISP 97-98, que termina citando a san Bernardo con el famoso “Maledictum studium, apostolatum, etc. propter quod relinquitur oratio”. 

Aprender a orar es una tarea que no termina nunca. Implica detectar, con una actitud humilde y decidida a mejorar, los desequilibrios y las notas que desafinan, los monólogos vacíos y los ritualismos externos, sin impaciencias ni desánimos. ¡Qué importante es aprender a descubrir lo que frena y lo que impulsa la propia vida!

Jesús, antes de introducir a sus discípulos en el misterio de la oración, les hizo compartir su vida, estar con Él, tocar en su carne la vida del Padre y suscitar su admiración al ver su manera de orar. Ellos le manifiestan su deseo de aprender y Él les da el Padrenuestro. No tenía Jesús en su mirada un hábito teñido de rutina o de repetición mecánica (Cfr. Mt 6,7) sino una experiencia dialogal de vida y de autenticidad.

San Pablo, intentando poner las bases que guiarían la misión de su discípulo Timoteo, lo invitaba a hacer memoria de su madre y de su abuela, es decir, a inspirarse de una vida de fe sin dobleces, cargada de aquellos tesoros de gracia que la oración de la gente sencilla sabe vehicular. De hecho, puede resultar muy útil hacer memoria de la oración que se aprendió desde la casa familiar y durante los primeros años en congregación. Para muchos será de gran valor reaprender el difícil arte de orar, convertirse artesanos de oración, según la línea del objetivo que la Congregación se puso para el período 2022-2028: “Dejándonos transformar por la Palabra de Dios… ser artesanos de comunión para proclamar proféticamente la alegría del Evangelio”.

 

Agenda Paolina

29 Marzo 2024

Passione del Signore (viola)
Astinenza e digiuno
Is 52,13–53,12; Sal 30; Eb 4,14-16; 5,7-9; Gv 18,1–19,42

29 Marzo 2024

* SSP: 1947 a Santiago de Chile (Cile).

29 Marzo 2024SSP: D. Felipe Gutiérrez (2004) - Fr. Natale Luigi Corso (2014) • FSP: Sr. Teresa Bianco (1995) - Sr. Guglielmina Oliboni (1995) - Sr. Mansueta Chiesa (2005) - Sr. Lucia Migliore (2007) - Sr. Carla (Clelia) Ferrari (2012) - Sr. Mary Bernadette Fitzgerald (2020) - Sr. Maria Carmen Conti (2020) • PD: Sr. M. Cornelia De Toffoli (1996) - Sr. M. Veritas Montecchio (2017) • IGS: D. Michele Sarullo (1993) • IMSA: Giuseppina Sanfilippo (2009) - Rosetta Budelacci (2022) • ISF: Egidio Pitzus (1997) - Giovanni Sticca (1997) - Antonietta Turco (1997) - Isabel Sabugo (2002) - Giovanni Italiano (2011).