29
Vie, Mar

El Mensaje del Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2021 toca una cuerda familiar no sólo para quienes se empeñan en el campo de la comunicación, sino también para los que se dedican al campo formativo. Leyendo “Ven y lo verás” (Jn 1, 46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son, no puedo dejar de vincular el mensaje del Papa – donde subraya el encuentro con personas reales, quiénes son y dónde están –  con lo que está sucediendo en nuestras actividades de la promoción vocacional y en la formación inicial que tiene lugar en nuestras comunidades.

Un buen número de elementos y observaciones del mensaje pueden ser útiles para revisar y reorientar nuestra promoción vocacional. El Papa Francisco, refiriéndose a uno de los «primeros emocionantes encuentros de Jesús con sus discípulos», escribe que “ven y lo verás” «era y es esencial», para ser «el método de toda comunicación humana auténtica» utilizando «todo instrumento posible», siguiendo el ejemplo de «aquel gran comunicador que se llamaba Pablo de Tarso», en particular viviendo «su fe, su esperanza y su caridad». Pasando más a lo concreto, el Papa añade que en el método “ven y lo verás”, la comunicación debe «ser límpida y honesta», el encuentro debe ser muy personal – cara a cara, corazón a corazón – en contraste con el enfoque impersonal y a veces espectacular de los sonidos e imágenes que “encontramos” en Internet, especialmente en las redes sociales, pero que son de impacto superficial en el usuario. El encuentro auténtico, afirma el Papa, recuerda a la persona «detalles de “crónica”» que permanecen frescos incluso «más de medio siglo después». Por lo que se refiere a los medios de comunicación, los elementos subidos a Internet sólo tendrán un impacto que cambiará la vida de las personas si este «flujo continuo de imágenes y testimonios» no son «manipulados», es decir, “fake news”, sino más bien confirmados por «una curiosidad, una apertura, una pasión» de aquellos «que a menudo trabajan corriendo graves riesgos».

¿Sigue siendo “Ven y lo verás” la estrategia en nuestra promoción vocacional, en nuestro Iter de Formación? ¿Es simplemente un eslogan o un compromiso operativo? Promover la vocación debe ser la principal preocupación de todo miembro, y ésta comienza con la oración por las buenas vocaciones. Nuestro Beato Fundador decía que nosotros mismos no debemos ser la causa de la pérdida de vocaciones. Un «medio muy eficaz para persuadir» es dejar que «nuestros propios aspirantes» escriban «a las familias, a los párrocos, a sus ex compañeros de escuela o a otros chicos de su familia» de su experiencia comunitaria, «en las que manifiestan su satisfacción e invitan a venir con ellos» (UPS I, 340). Sin embargo, también es cierto que, a partir de nuestras observaciones e investigaciones, muchos de nuestros formandos hablan y escriben también sobre sus experiencias no positivas, de «no encontrar en la comunidad y en nuestras actividades apostólicas lo que se comparte en la promoción vocacional», de «no ser lo suficientemente valorados por sus talentos», de «indiferencia y ejemplos desalentadores de algunos miembros», de «ser abandonados a sí mismos», de «correr sobre las cuatro ruedas de forma rutinaria». Retornando a lo nuestro, una de las cosas que los jóvenes buscan es la «vida de fraternidad», poder «ver», «escuchar» y «tocar». Incluso los que aprecian suficientemente la vida comunitaria, quieren algo más, especialmente tener encuentros más frecuentes y personales, no formales u obligados, o simplemente sólo reunirse «por el deseo de encontrarse» y, como escribe el Papa Francisco, tener «encuentros de persona a persona, de corazón a corazón». Es mucho más fácil decir por nuestra parte “ven”, pero es mucho más difícil “ver”, en muchas de nuestras comunidades, la realidad que ahí se esperaría ver, por quienes están en búsqueda vocacional. El Papa Francisco también nos invita a «ponernos en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas, recoger las sugestiones de la realidad» de los jóvenes que viven con nosotros para experimentar realmente quiénes somos y qué debemos hacer.

De la misma manera de como dice el Papa sobre la crónica «pre-confeccionada, “de palacio”, autorreferencial», algunos de nuestros contenidos de promoción vocacional pueden haber sido demasiado idealizados, estandarizados, creados «frente al ordenador», tomados «en los terminales de las agencias, en las redes sociales» o copiados directamente de nuestros documentos que, en muchos casos, permanecen ideales. Un ejemplo de ello es la «vida común», que es uno de los fundamentos de nuestra identidad en la Iglesia, «como medio adecuado para alcanzar la caridad, en el respeto mutuo y sobrellevando los pesos unos de otros; para crecer en la humildad; para desplegar con más eficacia y seguridad el propio celo, pues “la unidad de los hermanos pone de manifiesto el advenimiento de Cristo y de ella emana una gran fuerza apostólica» (Const., Art. 6). Sin embargo, nuestros formandos, «consumiendo las suelas de sus zapatos» y corriendo por las pasillos de nuestras comunidades y sectores apostólicos, encontrando personas en carne y hueso y «verificar de visu ciertas situaciones», encuentran realidades diferentes, como las ya mencionadas anteriormente.

Estamos entrando en el tiempo de la Cuaresma y me viene a la mente la última frase de nuestro programa de vida que está grabado en nuestras capillas junto al sagrario: «Tengan dolor de los pecados». Para tener un verdadero encuentro con Dios, con los jóvenes, y para tener el cuidado de la casa común – precisamente, la comunidad – se nos pide convertirnos y vivir el Evangelio que es la opción fundamental que hemos hecho y que se realiza en el «vivir su relación con Jesús». Si no convertimos nuestras mentes de «se ha hecho siempre así», podremos trabajar «corriendo grandes riesgos» en la comunicación con los jóvenes de hoy. Apuntar a la conversión del corazón que nos hace testigos más que simples maestros, no «sólo con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con gestos» y también con nuestros «silencios». ¿Cuándo sucederá el cambio? Si no es ahora, ¡mañana será demasiado tarde!

Agenda Paolina

29 Marzo 2024

Passione del Signore (viola)
Astinenza e digiuno
Is 52,13–53,12; Sal 30; Eb 4,14-16; 5,7-9; Gv 18,1–19,42

29 Marzo 2024

* SSP: 1947 a Santiago de Chile (Cile).

29 Marzo 2024SSP: D. Felipe Gutiérrez (2004) - Fr. Natale Luigi Corso (2014) • FSP: Sr. Teresa Bianco (1995) - Sr. Guglielmina Oliboni (1995) - Sr. Mansueta Chiesa (2005) - Sr. Lucia Migliore (2007) - Sr. Carla (Clelia) Ferrari (2012) - Sr. Mary Bernadette Fitzgerald (2020) - Sr. Maria Carmen Conti (2020) • PD: Sr. M. Cornelia De Toffoli (1996) - Sr. M. Veritas Montecchio (2017) • IGS: D. Michele Sarullo (1993) • IMSA: Giuseppina Sanfilippo (2009) - Rosetta Budelacci (2022) • ISF: Egidio Pitzus (1997) - Giovanni Sticca (1997) - Antonietta Turco (1997) - Isabel Sabugo (2002) - Giovanni Italiano (2011).