Todavía estamos en la primera quincena de septiembre y en este mes, o en el próximo octubre, en algunas Naciones del mundo donde somos presentes están programando la reapertura de las escuelas y de las Universidades. Hacemos votos para que el Señor nos ayude a superar este momento tan difícil en el mundo, debido a este flagelo Covid 19 que nos está haciendo reflexionar sobre tantos hábitos y costumbres de vida que creíamos ya adquiridas para siempre. Muchos pensábamos ser los «superhombres», pero este enemigo invisible nos hizo perder nuestras seguridades y poner nuestros “pies en tierra” y revisar tantas cosas y comportamientos de nuestra vida. Esto no nos impide confiar en Dios para reiniciar con creatividad, responsabilidad y audacia nuestros compromisos y confianza de poder salir y seguir adelante, tal como dicen en Italia, “Juntos lo lograremos”.

Frente a esta situación de pandemia, no podemos dejar «a la deriva» la formación de las personas que el Señor sigue enviando a nuestra Congregación (formación inicial), así como también debemos colaborar en la formación permanente de quienes ya han optado por seguir al Señor durante toda la vida. Una frase que desde hace tres décadas forma parte de nuestro léxico común y que no pierde su validez aunque si han pasado tantos años y que fueron dichas por el Magisterio: «La renovación de los institutos religiosos depende principalmente de la formación de sus miembros». (Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica: Orientaciones sobre la Formación en los Institutos Religiosos. 2 de febrero de 1990).

En este mismo espíritu van las palabras del Superior General, P. Valdir José De Castro, expresadas en la apertura del 2° SIFPAM y que al mismo tiempo nos invitan a no perder de vista y estar en sintonía con la misión que se nos ha encomendado: «Dedicar un seminario a la formación requiere poner a la persona en primer lugar y colocarla en el mundo concreto en el que vive. La persona es la mayor riqueza de una Congregación, porque es a partir de esto que el desarrollo y el impulso de la misión depende en gran parte. Como nuestro Fundador muy bien considera, "el apostolado es un fruto, y el fruto proviene de la planta: si la planta es saludable, el fruto será abundante; pero si la planta está enferma, el fruto faltará o será escaso».

Estos son los dos subsidios (download):

  1. Clave de lectura. El presente subsidio, como su nombre lo indica, es una «clave», es decir una guía para la comprensión de las conferencias, mesas redondas, cuestionarios, etc. presentados durante el 2º Seminario. Desde esta perspectiva, damos una visión a los días del desarrollo de este evento congregacional y presentamos dos aspectos que consideramos muy importantes: a) las ideas principales surgidas en cada una de las intervenciones; b) las personas o los grupos a quienes es más útil la lectura de cada una de las ponencias.

2.- Decálogo para la Formación Paulina para la Misión. Es un texto elaborado después de una atenta lectura y reflexión de las diversas intervenciones hechas durante el Seminario. Este Decálogo tiene dos finalidades: a) ser una ayuda en nuestro personal proceso formativo integral, para responder mejor a nuestra llamada y misión; b) para la actualización de nuestra normativa en el campo de la formación.

Termino con las palabras que el P. Valdir escribe en la Presentación de las “Actas”: «Confiamos en que tales reflexiones pueden ayudar las Circunscripciones a profundizar y actualizar la formación, inicial y continua. En este sentido, es importante organizar momentos de estudio o “semanas de formación permanente”, retomando los temas aquí presentados, o algún otro tema en particular, tratando siempre de aplicarlos en las propias realidades».