28
Jeu, Mar

El sábado 17 de noviembre, en la Casa General de la Sociedad de San Pablo, llevamos a cabo el Primer Encuentro de los Juniores de la Familia Paulina que se preparan para la Profesión Perpetua. Con motivadoras palabras de bienvenida nos invitó el Superior General, Don Valdir José De Castro, a vivir profundamente esta jornada.

Las directrices de este encuentro fueron explicadas por los Consejeros generales encargados de la Formación de cada una de los Institutos de la Familia Paulina. Como primer acto nos presentamos los participantes. Venimos de diversos continentes: África, Asia, América y Europa. El ver casi sesenta jóvenes juntos expresando su alegría de pertenecer a la “maravillosa Familia Paulina” nos hizo pensar que el Señor continua bendiciéndonos con vocaciones. Somos conscientes que la mayor riqueza de nuestros Institutos religiosos son las personas, por ello sentimos la necesidad de formarnos integralmente y vivir nuestro carisma con creatividad y audacia, como le gusta decir al P. Valdir.

Nuestro objetivo común es el de prepararnos de la mejor manera posible para dar al mundo a Jesús Maestro, Camino Verdad y Vida según el espíritu de San Pablo y como lo vivió y predicó nuestro Fundador, Beato Santiago Alberione.

El espíritu de humildad, servicio y disponibilidad son algunas características que un consagrado deberá hacer vida a lo largo de sus años de formación inicial. Estas fueron algunas de las enseñanzas que se nos trasmitieron en la visita guiada al Santuario “Reina de los Apóstoles”; se nos insistió en una idea que todos y todas tenemos en común: es María quien nos lleva a Jesús y nos enseña cómo dar a Jesús al mundo.

Para concluir la primera parte de nuestra jornada nos reunimos con este espíritu de familia entorno al altar para compartir el Banquete Eucarístico, presidido por el Superior general de la Sociedad de San Pablo.

Por la tarde, después de un abundante y sabroso almuerzo, una hija de Don Bosco, Sor Enrica Ottone fma, nos hizo reflexionar sobre un tema muy actual: la interculturalidad. Nos hizo descubrir la belleza y las dificultades de formar una sola comunidad con una materia prima tan rica pero tan diversa en culturas. Este trabajo lo hicimos en grupos mixtos. Todos sentimos que siendo un tema tan interesante y tan desafiante, el tiempo que dedicamos a ello fue poco. Deseamos que en un próximo encuentro de juniores este aspecto sea tomado en cuenta.

El convivir como hermanos y hermanas, aunque si fue sólo un día, nos dio la oportunidad de darnos cuenta que son muchos los elementos que nos unen. Que nacimos como familia y que si queremos cumplir nuestra misión debemos trabajar como familia. Es en los elementos que tenemos en común donde debemos fijarnos y no en las dificultades que a lo largo de nuestra historia se han dado.

Esta jornada del Primer Encuentro de juniores lo concluimos sencillamente: nos tomamos de las manos y elevamos al Padre la oración que nos enseñó el Divino Maestro: Padre nuestro…