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Sáb, Abr

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo personalmente y en nombre de todo el Gobierno general, agradeciéndoos vuestra presencia en este 2º Seminario Internacional de los Editores Paulinos, en el que participan representantes de todas nuestras Circunscripciones esparcidas por el mundo, y algunos otros miembros de la Familia Paulina. ¡Bienvenidos todos!

Nos encontramos reunidos para este evento, ante todo, como «apóstoles comunicadores y como consagrados»[1] que, siguiendo al apóstol Pablo, están al servicio del Evangelio, fuerza de Dios para salvación de todo el que cree (cfr. Rm 1,16). También nosotros hemos creído y por eso hablamos (cfr. 2Cor 4,13) del Evangelio en un mundo cada vez más globalizado y plural, sirviéndonos –como Editores paulinos– de todos los lenguajes de la comunicación, a la luz del carisma heredado de nuestro Fundador, el beato Santiago Alberione.

Como ya se explicó en la Carta de convocación, el 8 de mayo ú. p., este Seminario nació de la reflexión del Gobierno general sobre la línea operativa 1.1.2, del X Capítulo general, que nos pedía actualizar el documento Líneas editoriales, contenidos, destinatarios del apostolado paulino.[2] Tras reflexionar al respecto, nos pareció más apropiado afrontar tal cometido haciéndolo preceder de un estudio más profundizado sobre la realidad editorial de hoy.

La idea de realizar este Seminario –pensada ya por el precedente Gobierno general– se reforzó no sólo en vista de la renovación de las líneas editoriales, sino también por haber considerado como una verdadera urgencia para toda la Congregación la de entender en qué dirección va la actividad editorial, considerando los cambios producidos en el ámbito de la comunicación, especialmente con la aparición de las tecnologías digitales.

Tales son los motivos que –tras haber compartido la idea de esta iniciativa con los Superiores de Circunscripción en el encuentro de junio de 2016– nos empujaron a realizar este 2º Seminario Internacional de los Editores Paulinos, encargando su organización al CTIA y convocando al efecto a todos los Directores generales del apostolado y a los Directores editoriales de nuestras Circunscripciones, junto a otros Paulinos y miembros de la Familia Paulina que ejercen también una actividad de tipo editorial 

A título únicamente de introducción general, voy a subrayar cuatro puntos que considero importantes para comenzar nuestros trabajos.

 

  1. Una breve referencia histórica: de 1988 a hoy

El 1er Seminario Internacional de los Editores Paulinos, tenido en Ariccia-Milán del 17 de septiembre al 2 de octubre de 1988, trató de responder a ciertas cuestiones sobre la editorial paulina:[3] ¿Quién es el Editor paulino? ¿Qué opciones concretas hace el Editor paulino en la Iglesia y en la sociedad donde desempeña su propia misión? ¿A quién se dirige? ¿Cómo puede llegar a sus destinatarios?

Recordemos que aquel evento se celebró en la coincidencia de los 75 años del nacimiento de nuestra Congregación. De las Actas resultantes entonces habéis ya recibido la versión digital con las ponencias y propuestas presentadas en el Documento final por los grupos de trabajo enmarcados en tres sectores apostólicos: Revistas, Libros y Audiovisuales. En sus intervenciones, los relatores trataron de presentar el recorrido histórico-carismático de la editorial paulina y de situar el 1er Seminario en el contexto social, eclesial y mass-medial de la época. Entraron además directamente en los temas concernientes a la organización y la gestión empresarial y en el estudio del mercado, siempre con el objetivo de dar nuevo impulso y mayor claridad a la editorial paulina, en lo cualitativo, cuantitativo y profesional, y en una prospectiva de cooperación internacional.

No cabe negar que en estos últimos años, la Congregación –inspirada no sólo por este Seminario sino respondiendo también a las orientaciones de los sucesivos Capítulos generales e Inter­capítulos– ha recorrido un camino significativo mediante diversas iniciativas y eventos y con la elaboración de documentos orientadores en el campo formativo, apostólico y organizativo. Enumeramos algunas de esas iniciativas que constituyen parte de nuestra historia como Editores paulinos, organizadas particularmente en las tres últimas décadas:

1988 (Ariccia-Milán, 17 septiembre – 2 octubre) – 1er Seminario internacional de los Editores Paulinos.

1988 (14 noviembre) – Constitución del Comité Técnico Internacional del Apostolado (CTIA).

1991 (29 noviembre) – Nacimiento del CIDEP (Centro Iberoamericano de los Editores Paulinos).

1992 (abril) – Presentación oficial de la Marca en el VI Capítulo general.

1992 – Nacimiento del CAP-ESW y del Grupo Europa (incluidos Canadá y Congo);

1992 (Alba, 7–9 octubre) – Seminario sobre Organización apostólica y multimedialidad.

1994 (Ariccia, 12–23 octubre) – Seminario internacional sobre la Formación paulina.

1995 (Asamblea Intercapitular de Caracas 2–13 mayo) – Aprobación ad experimentum del Manual de la autoridad en la Sociedad de San Pablo.

1996 (Ariccia, 14–24 octubre) – Seminario sobre Jesús, el Maestro: ayer, hoy y siempre. La espiritualidad del Paulino comunicador.

2000 (reunión del Consejo general del 3-8 abril) – Aprobación de la Guía metodológica para la elaboración de Proyectos apostólicos circunscripcionales (revisada en el Consejo general del 10 de octubre de 2016).

2001 (Ariccia, 29 abril-7 mayo) – 1er Encuentro internacional de los Directores generales del apostolado sobre el tema Editor único multimedial paulino.

2005 (16 noviembre) – Aprobación de las Líneas editoriales, contenidos, destinatarios del apostolado paulino.

2007 (26 noviembre) – Se constituye el Secretariado internacional para la Pastoral vocacional y la Formación (SIF).

2008 (Ariccia, 18 junio - 3 julio) – Seminario sobre la actualización del carisma paulino en el tercer milenio: espiritualidad y misión.

2008 (Ariccia, 14-21 septiembre) – 1er Encuentro internacional de los Coordinadores generales de la Promoción vocacional y de la Formación.

2009 (Ariccia, 19-29 abril) – Seminario internacional sobre san Pablo.

2012 (22 noviembre) – Aprobación de los siguientes Documentos: Criterios para los desarrollos multimediales San Pablo; Políticas, procedimientos y control administrativo en las Circunscripciones de la Sociedad de San Pablo; Protocolo ético de la Sociedad de San Pablo; Guía para la elaboración del Directorio ético de la Sociedad de San Pablo; Normativa sobre los recursos humanos.

2013 (4 abril) – Constitución del Centro Bíblico San Pablo.

2014 (Ariccia, 23-25 noviembre) – Seminario sobre el P. Alberione, Fundador.

2017 (7 marzo) – Aprobación de la versión actualizada del Manual de aplicación de la marca.

2017 (Cinisello Bálsamo, 23-28 mayo) – 1ª Asamblea internacional de los referentes de los Centros bíblicos San Pablo/Paulus.

2017 (6 junio) – Aprobación de las Líneas de identidad pedagógicas y Opciones operativas fundamentales para los Centros Paulinos de Estudios en Comunicación (CPSC).

2017 (Ariccia, 16-21 octubre) – 2º Seminario internacional de los Editores Paulinos.

 

  1. Hacerlo todo por el Evangelio como Editores paulinos

Se ha recorrido, pues, un camino. Si las orientaciones dadas se hayan puesto en práctica y de consecuencia hayamos dado pasos adelante; o, al contrario, nos hayamos detenido en algún aspecto; o, peor aún, hayamos seguido otros derroteros…, dejemos que lo dictamine este Seminario. De todos modos, considerando el itinerario descrito y teniendo presente el mundo en constante cambio, reproponemos hoy, una vez más, las preguntas esenciales que conciernen a nuestra misión: ¿Quién es el Editor paulino en una sociedad en continua transformación, principalmente con la llegada de las tecnologías digitales? ¿Cómo se presenta la editorial paulina hoy, confrontada con las otras editoriales, religiosas y laicas, en una cultura en que todas las personas y las instituciones están dentro del universo de la comunicación, en una realidad cada vez más compleja, plural y dinámica? ¿A quién queremos llegar? ¿Cómo queremos llegar? ¿Cómo nos organizamos para llevar a cabo nuestra misión? ¿Cómo es nuestra relación con nuestros colaboradores-laicos y cuál es su real participación en nuestro apostolado?

Aunque se han producido cambios en el modo de actuar en el campo editorial, no podemos empero decir que nuestra identidad de Editores paulinos, llamados a vivir y obrar en la lógica del Evangelio, haya por eso cambiado. El mundo puede transformarse, pero el desafío para nosotros sigue siendo el de dar a Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida (dogma, moral y culto) a los hombres y mujeres, con todos los lenguajes de la comunicación a medida que sean disponibles: «Dar en primer lugar la doctrina que salva. Empapar de evangelio todo el pensamiento y el saber humano. No hablar sólo de religión, sino de todo hablar cristianamente».[4]

Respecto a la identidad del Editor paulino, para nosotros constituye punto permanente de referencia el apóstol Pablo, con su estilo de evangelización que estamos llamados a seguir. Como él, no podemos contentarnos con recibir y transmitir mecánicamente los contenidos de la tradición cristiana. Es necesario reinterpretar y reelaborar. Como él, también nosotros estamos urgidos a usar la creatividad para conjugar el fundamental dato evangélico con las concretas situaciones culturales y vitales de los varios ambientes humanos y eclesiales,[5] aspectos que deberemos profundizar en el curso de este Seminario.

El X Capítulo general sintetizó, en el Objetivo general, hacia dónde la Congregación quiere ir en los próximos años, respecto a la vida comunitaria, a la espiritualidad, a la formación y a su misión evangelizadora. Aspectos, todos estos, que este Seminario debe tomar en consideración: «“Todo lo hago por el Evangelio” (1Cor 9,23). Atentos a los signos de los tiempos, renovar la intrepidez de nuestra acción apostólica convirtiéndonos nosotros mismos, nuestras comunidades y nuestras estructuras apostólicas para llegar a todos, especialmente a las periferias, valiéndonos también de los nuevos lenguajes de la comunicación».[6]

  1. Todo lo hago por el Evangelio” (1Cor 9,23). El Evangelio, ante todo, es Jesús mismo, «siendo luz, es novedad, es energía, es nuevo nacimiento, es salvación».[7] Constituye el punto de partida de nuestra misión.
  2. Escrutar los signos de los tiempos”, que son los grandes hechos, acontecimientos, actitudes o relaciones, que caracterizan nuestra época,[8] para actuar proféticamente en la historia.
  3. Renovar la intrepidez de nuestra misión”: no actuar siempre del mismo modo, sino adaptarse a la realidad y período histórico.
  4. Conversión” de nosotros mismos, de nuestras comunidades y de nuestras estructuras apostólicas”: sin “conversión” no hay “renovación”.
  5. Llegar a todos, especialmente a las periferias”: tener también presentes en nuestras preocupaciones y en nuestras ediciones a los pobres, a los marginados, a cuantos viven en las periferias existenciales, tal como estaban presentes en el corazón de Cristo, del apóstol Pablo, del P. Alberione. Este aspecto constituye una componente esencial de nuestra misión, que es de veras “pastoral”.
  6. Valerse también de los nuevos lenguajes de la comunicación”: o sea asumir con valentía y audacia la evangelización en el ámbito de las redes digitales.

Invitamos a todos a entrar en esta prospectiva, a dejarse iluminar por la lógica del Evangelio, teniendo presente que «cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado, para el mundo actual».[9] 

  1. Con los diversos lenguajes de la comunicación

En el 1er Seminario de los Editores Paulinos, el P. Renato Perino recordaba que «hemos nacido en la tipografía, pasando luego a la actividad editorial del papel impreso. Pero, a pesar de los impulsos frecuentemente audaces del Fundador hacia la utilización de todos los otros medios de comunicación en una perspectiva de masa y de carácter audiovisual (diarios, producción cinematográfica, emisiones de radio y televisión, discos, etc.), debemos admitir que, salvo contadas excepciones, no nos hemos desplazado casi nada de los libros y las publicaciones periódicas».[10]

Y hoy, ¿dónde estamos? Sin duda, la actividad editorial del papel impreso, de modo general, es aún la base de nuestro apostolado, un medio de comunicación que nos permite llegar con nuestro mensaje a muchas personas y que, para casi todas nuestras Circunscripciones, sigue siendo la principal fuente de soporte económico. Evidentemente es un apostolado al que debemos continuar dándole atención, prosiguiéndolo con creatividad y cualidad, aun planteándonos la cuestión de si en este ámbito somos verdaderos editores o simples impresores.

En todo caso, nuestro carisma es abierto, como advertía nuestro Fundador, que enumerando los medios de su tiempo, afirmaba: «Con el nombre “edición” no entendemos sólo un libro, sino otras cosas. La palabra edición tiene muchas aplicaciones: edición de la revista, edición de quien prepara el guión para la película, de quien prepara el programa para la televisión, de quien prepara las cosas que comunicar por medio de la radio».[11]

Nuestra vocación y nuestra misión no se agotan ni se identifican con un medio particular, pues están abiertas a cualquier cambio de la historia de la comunicación.[12] En este sentido es necesario afrontar con valentía la realidad digital, que ya desde hace tiempo nos provoca a reconsiderar la actividad editorial paulina y nos invita a dar respuestas concretas, para llegar con nuestro mensaje a cuantos habitan este ámbito. Sólo para dar una idea, «se calcula que en 2016, sobre una población mundial de unos 7.300 millones de personas, hay 3.400 millones de usuarios de Internet, 2.300 millones de los cuales son activos en las redes sociales y casi 2.000 millones en devices móviles (crecidos un 17% respecto al año precedente)».[13]

Además de la actividad editorial, no podemos olvidar que la Congregación –en el ámbito de su misión docente y, especialmente, bajo el empuje de los dos últimos Capítulos generales– se ha abierto a los proyectos de los Centros de estudios de Biblia y de Comunicación. Respecto al primero, ya hay iniciativas en curso que ofrecen a nuestros destinatarios instrumentos útiles para el estudio y profundización de la Palabra de Dios. Y en cuanto a la tarea pedagógica en la comunicación, que entra a pleno título en nuestro carisma,[14] hoy tenemos ya en la Congregación cuatro Centros de Estudios en Comunicación (Brasil, Filipinas, India y México), y otros aún en fase de proyecto, que deben ser para el Editor paulino no sólo el lugar para el desarrollo de las actividades académicas en vista de la formación de profesionales de la comunicación, sino también verdaderos y auténticos espacios de investigación y  producción de pensamiento.

Otras iniciativas que nos proyectan a nuevas formas de penetración en la sociedad son los Centros Culturales, los eventos en torno a la Palabra de Dios (Festival bíblico y Bible Quizz) así como las librerías, que miran a ser no sólo  puntos de venta de productos sino verdaderos y auténticos centros culturales multimediales. Todas estas expresiones, que han de  integrar cada uno de los Proyectos apostólicos, son una gran oportunidad para un contacto cada vez más profundo con quienes ya son nuestros destinatarios, y también para llegar a otras personas y realidades donde aún no estamos presentes.

 

  1. El contexto de una Iglesia en salida. ¿A quiénes queremos llegar?

El Evangelio, el carisma y la Iglesia son tres realidades que deben caminar juntas. En efecto, «un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio».[15]

Una Iglesia evangelizadora es una Iglesia en salida, en movimiento. Esto equivale a hablar de una Iglesia marcada por un estilo misionero, que constata la urgencia de una “nueva evangelización”, expresión que para nosotros los Paulinos tiene color muy especial.[16] La Iglesia debe pensarse “en salida” porque es  misionera; y el corazón y el fin de la misión es el anuncio del Evangelio.

La Declaración del último Capítulo general afirmó que somos Iglesia y queremos ser con la Iglesia una Congregación en salida.[17] Con otras palabras nuestro Fundador hablaba de esto al insistir en la necesidad que la Familia Paulina tenía de una gran apertura al mundo, cuando se refería a que las ediciones debían tomar en consideración las necesidades reales de la gente: «La Familia Paulina tiene una amplia apertura hacia todo el mundo… Las ediciones para todas las categorías de personas; todas las cuestiones y acontecimientos juzgados a la luz del Evangelio. [...] En el único apostolado “dar a conocer a Jesucristo”, iluminar y sostener todo apostolado y toda obra de bien; llevar en el corazón a todos los pueblos; hacer sentir la presencia de la Iglesia en todos y cada uno de los problemas; espíritu de adaptación y comprensión frente a todas las necesidades públicas y privadas».[18].

Evidentemente, hablar de una Congregación “en salida” no significa que cada uno ha de ir donde quiera. El “salir” debe tener por base un proyecto claro de evangelización, dirigido a las personas concretas de nuestro tiempo, con una estructura y  metodología de trabajo inspiradas en los valores cristianos, con Paulinos y laicos-colaboradores conscientes de que sin un auténtico espíritu evangélico cualquier nueva estructura se corrompe en poco tiempo.[19]

Aun debiendo estar atentos a la ley del comercio, de la industria y de la administración, como también a la de una gestión económica cada vez más profesional, no podemos empero reducirnos a ser meros gerentes. Somos apóstoles. Como advertía nuestro Fundador, «no había necesidad de un instituto religioso para hacer industria. No hacen falta personas consagradas a Dios par hacer comercio».[20]

Otro dato importante: nosotros, Paulinos, no estamos en la Iglesia para ser sólo transmisores, aunque sea de contenidos edificantes. Estamos llamados a “ser Iglesia”. En efecto, cuando el papa Francisco solicita a los cristianos de todas las comunidades del mundo un testimonio de comunión fraterna que sea «atractiva y resplandeciente»,[21] una «pacificación en las diferencias»,[22] nos interpela, evidentemente, también a nosotros, Editores paulinos.

No puede bastarnos el llegar  a todos con el mensaje de la Iglesia. Hablando más concretamente, no tiene sentido promover, con nuestros medios, una Iglesia-comunión, sensible hacia los pobres y los marginados, como nos pide el magisterio pontificio, si dentro vivimos un estilo de vida y de trabajo individualista, piramidal, sin participación, sin escuchar a los demás.

No podemos olvidar que «a cada eclesiología corresponde una específica comunicación editorial»[23], como asimismo un modo de ser y de trabajar. En este sentido, una eclesiología de comunión y de participación, aspectos intrínsecos también en el trabajo pastoral del apóstol Pablo, nos solicita hoy una comunicación interactiva, imprescindible para vivir y trabajar en sinergia.

Estos aspectos nos inducen también a pensar en nuestra relación con la Familia Paulina y ver hasta qué punto se da hoy una efectiva colaboración en el campo del apostolado, particularmente con las Hijas de San Pablo, que tienen nuestro mismo apostolado, y qué estamos haciendo concretamente al respecto.

 

Queridos participantes en el 2º Seminario Internacional de los Editores Paulinos, la metodología de este encuentro prevé que vuestra presencia no se limite a la de simples oyentes, sino a dar una activa colaboración compartiendo vuestros conocimientos y vuestra experiencia. Deseamos de veras hacer un trabajo de equipo que nos ayude a pensar en una editorial hoy en clave paulina. Como habréis podido ya daros cuenta, este Seminario será más breve que el primero, entre otras cosas porque algunos temas, especialmente concernientes a la organización y a la administración, ya se trataron ampliamente y se han dado algunos pasos en tal sentido, según apuntamos antes.

Esperamos llegar al término del Seminario con algunas indicaciones que nos ayuden a revisar y actualizar las líneas editoriales de la Congregación. Con todo, me atrevo a decir que si al final tuviéramos más preguntas que respuestas, ya ello nos haría ver dónde estamos realmente, ofreciéndonos así una justa concientización que sin duda nos ayudará a dar pasos al frente. Lo que en cambio no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados, asistiendo como meros espectadores en un mundo lanzado siempre adelante.

Jesús, el Maestro, ilumine con su Espíritu  nuestro camino y nos ayude a desarrollar nuestros trabajos con el mismo celo apostólico del apóstol Pablo y del beato Alberione.

¡Próspero Seminario para todos!

 

Ariccia, 16 de octubre de 2017

Valdir José De Castro

Superior general

 

 


 

[1] X Capítulo general, Declaración capitular ”Evangelizar hoy gozosamente como apóstoles comunicadores y como consagrados”.

[2] Cfr. X Capítulo general, Línea operativa 1.1.2.

[3] Renato Perino, Introducción al Seminario Internacional para los Editores de la Sociedad de San Pablo, en Actas del Seminario Internacional de los Editores Paulinos, Ariccia-Milán, 17 septiembre-2 octubre 1998, pp. 13-14.

[4] Santiago Alberione, AD 87.

[5] Cfr. Romano Penna, Essere cristiani secondo Paolo, Marietti, Casale Monferrato, 1979, p. 14-15.

[6] X Capítulo general, Objetivo 2015-2021.

[7] Papa Pablo VI, Ecclesiam Suam, n. 24.

[8] Cfr. Papa Pablo VI, Ecclesiam Suam, n. 19.

[9] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 11.

[10] P. Renato Perino. Introducción al Seminario Internacional, op. cit., p. 19.

[11] Santiago Alberione, Pr 1954, 137.

[12] Cfr. Silvio Sassi, Único Editor multimedial paulino. Encuentro mundial de los Directores generales de las actividades apostólicas, Ariccia, 30 abril-5 mayo 2001, p. 1.

[13] Vittorio Meloni, Il crepuscolo dei media. Informazione, tecnologia e mercato, Laterza, Bari, 2017, p. 83.

[14] Cfr. Constituciones y Directorio, art. 74.

[15] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 130.

[16] «Capítulo tras capítulo, la lectura de AS hace gustar la “novedad” del carisma paulino, descrito como una “nueva forma de evangelización” porque, con los cambios históricos de época, la misión de la parroquia territorial y del párroco con sus feligreses, ya no era suficiente para alcanzar a las masas alejadas de la fe. En esta visual apostólica, la prensa es “verdadera” evangelización, completa y de igual dignidad que la evangelización del ministerio parroquial: “la predicación escrita junto a la predicación oral”» (Silvio Sassi, Carta del Superior general “Evangelizar en la comunicación con la comunicación”, Boletín San Paolo, n. 446, noviembre 2014, p. 3).

[17] X Capítulo general, Declaración capitular: Evangelizar hoy gozosamente como apóstoles comunicadores y como consagrados.

[18] Santiago Alberione, Yo estoy con vosotros, pp. 17ss, en Mi protendo in avanti, pp. 42ss. (Cfr. AD 65)

[19] Cfr. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 26.

[20] Santiago Alberione, Haec Meditare II, 1948, pp. 173-174.

[21] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 99.

[22] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 228.

[23] Silvio Sassi, Contexto comunicativo medial y presencia cristiana, en Actas del Seminario Internacional de los Editores Paulinos, Ariccia-Milán 17 septiembre-2 octubre 1988, p. 92.