Los miembros viven la espiritualidad de la Familia Paulina, fuertemente enraizada en la Eucaristía y en la Palabra de Dios, y cultivan una especial devoción a la persona de Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, de María Reina de los Apóstoles y de san Pablo Apóstol.

Se dedican a la obra de evangelización como clero secular (en el caso de Jesús Sacerdote) o como laicos. Los miembros laicos, viviendo su consagración sin ningún signo de distinción en el mundo, actúan como «sal», «luz» y «levadura» en su propia casa, en la parroquia, en el lugar de trabajo y en cualquier lugar donde se encuentren.

Se les anima a contribuir en la difusión del mensaje evangélico según el apostolado específico de la Sociedad de San Pablo y a ser levadura en la 'nueva cultura' de la comunicación actual. Participan también, según sus posibilidades, en los apostolados de las demás Instituciones de la Familia Paulina.