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Ven, Apr

MexicoCon gran gozo y alegría hemos dado inicio al primer año de preparación al Centenario fundacional, que en la provincia de México lo viviremos como el año jubilar de Pablo y Alberione: «Un mismo ideal, una misma pasión: anunciar el Evangelio de Cristo a todos los pueblos».

Este espíritu es el que ha marcado nuestro itinerario de celebraciones que iniciaron desde el jueves 18 con jornadas de estudio (sobre el texto Abundantes Divitiae Gratiae Suae); el viernes 19 nuestras jornadas de oración («La mano de Dios sobre mi»), el sábado 20 con las Ordenaciones Diaconales del Cl. Miguel Ángel Moreno Hernández y del Cl. Horacio Sánchez Soto (en la comunidad de Guadalajara) y la proyección de la película «San Pablo en camino» traducida y subtitulada al español (en las comunidades de la Provincia) y Celebraciones eucarísticas solemnes en las comunidades de Taxqueña, Aguascalientes, Coatzacoalcos, Miami, Mérida, Los Ángeles; concluimos el domingo 21 de agosto de 2011, en punto del medio día, con la apertura solemne para toda la Iglesia de México con la Eucaristía, en la Catedral metropolitana de la Ciudad de México, presidida por el Excelentísimo Cardenal Primado de México, Arzobispo Norberto Rivera Carrera quien después de ceder la palabra al P. Faustino Hernández Estévez - Superior provincial- y antes de su homilía, dio la bienvenida a todos los Padres, Hermanos, Hermanas y Fieles laicos de la Familia Paulina: «que sólo Dios sabe, cuanto bien han hecho a la Iglesia de México… por lo que es un alegría celebrar con ustedes el inicio del trienio de su preparación rumbo al Centenario fundacional…». Cabe decir que la Eucaristía fue transmitida por radio y televisión en todo el territorio de México.

La apertura se resume, pues, en jornadas de intenso estudio, oración y celebración, nutridas por la asistencia de todos los institutos de la Familia paulina presentes en la Provincia de México.

Damos gracias al Divino Maestro por estos momentos de fraternidad y nos encomendamos a san Pablo, a María Reina de los Apóstoles, a los beatos Santiago Alberione, Timoteo Giaccardo y a todos «nuestros santos» para mantener el espíritu firme y aprovechar este tiempo para narrar la propia historia, profundizar en el amor, conocimiento de san Pablo y del beato Alberione y comunicar nuestra experiencia a los hombres y mujeres de hoy.

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